Por Andrés Fiandesio.
Marchar junto a los hermanos y hermanas argentinas los 24 de marzo, es un ejercicio de memoria que merece la historia de nuestra Nación, es una necesidad de preservar la poca libertad que nos da la democracia, es un compartir el dolor del terrorismo de estado.
Se repite y se repite mucho la expresión “negacionismo”. Si sólo lo repetimos, sin la interpretación que acompaña a todo concepto profundo, lo dejamos a la arbitrariedad de interpretaciones de incautos y malintencionados; y puede chocar contra conclusiones de tratarse tan sólo de dogmas y creencias sin sustento. Lo que niegan es un plan sistemático de exterminio, que incluyó todas las peores inhumanidades; secuestros, torturas físicas, torturas psicológicas, violaciones, robo de bebes, homicidios, desaparición de cuerpos, todo con sadismo y depravación; también robo de empresas, persecución sindical e intervención de la industria. Todo a cara descubierta y a cielo abierto, sin disimulo, cosa de además lograr amedrentar a la población toda.
¿Todo esto por simple maldad y venganza? NO. El golpe de la última dictadura militar se inició el 24 de marzo de 1976; a esa altura la guerrilla montonera ya estaba vencida y su accionar totalmente aplacado. Simplemente tomaron esa excusa para llevar adelante un plan para toda la región (Chile, Paraguay, Brasil, Uruguay, Ecuador, Perú y Argentina), denominado “Plan Condor”. Este plan fue concebido, dirigido y financiado por Estados Unidos. El objetivo no era la aniquilación de una etnia por temas de odio racial, sino la transformación de las matrices económica, productiva y social de los países, en beneficio de las elites económicas. Por eso era de suma importancia la batalla cultural; por eso mandaron a los “Chicago Boys”, un batallón de economistas de la escuela oligárquica; por eso el ataque dirigido a las instituciones académicas del pensamiento; por eso la expresión “zurdos de mierda”.
Y porque este repaso básico que ya sabemos todos. Bueno, porque no lo sabemos todos. Porque hay una muy importante porción de la población que desconoce estos eventos de la parte más oscura de nuestra historia nacional. Especialmente nuevas generaciones. En algunos casos no tienen conocimiento, en otros no tienen el interés, en otros casos tienen incredulidad. Esto pasa porque no lo sienten propio, no lo tienen internalizado; y esto es necesario metabolizarlo en el ADN Argentino para ser consciente que puede volver a suceder, y por eso se lucha y se mantiene viva la memoria.
El intento de ocultamiento de estas verdades se reconoce en las expresiones “Se cometieron excesos”, “No fueron 30.000”, “Verdad incompleta”, “Relato sesgado”, “Los dos demonios”, “Hubo una guerra. El ejercicio de Memoria, Verdad y Justicia no busca una reivindicación de la guerrilla de los 70, sino que es una denuncia viva y una lucha inclaudicable contra el horror desatado sobre la población civil a través del aparato estatal.
Hagamos docencia. Hagamos prédica. Hagamos promoción de conciencia. Y hagámosle saber a toda argentina y argentino….. que no suceda NUNCA MAS.