ANDRÉS FIANDESIO – OPINION
Tres lágrimas negras, tres adobes marrones, tres pibitas de las entrañas de nuestra tierra y nuestras casas.
Otra vez tener que explicar que es un femicidio, que hay saña y alevosía, que los perpetradores se envalentonaron ante la vulnerabilidad de las víctimas. Eran 3 mujeres, pobres, pibitas y putas; la única condición que faltó, y que es el eslabón más degradado del escalafón social (incluso por detrás de las mascotas), es que fueran trans.
Los perpetradores se encontraron con un combo de vulnerabilidad casi perfecto, y se sintieron habilitados a cualquier barbarie. Y tal violencia machista me hace sentir habilitado a pensar que lo disfrutaron especialmente, al cargarse 3 pendejas putas. Y se lo tatuaron en la piel con la punta del mismo cuchillo que usaron para cortar sus carnes, para portar siempre su trofeo de guerra: 3 hembras jóvenes.
Tres pibitas que duelen en el pecho, porque son 3 pibitas cualquieras, de una casa más de las tantas donde la guita no alcanza, los valores morales son un lujo inalcanzable y el estado está ausente en su barrio. No podrían haber sido nuestras hermanas, primas o sobrinas, LO SON. Son las mas vulnerables de la familia, y por eso las usaron de escarmiento especial, porque era fácil, son las que no le importan a nadie. Que nos importe a tod@s, porque no hay hermana que valga menos.
La policía y la justicia, usan a la prostitución, ya no para sus sótanos de la democracia, sino directamente para montar toda una puta red subterránea. Son carne de intercambio y juguete de la yuta, de fiscales y jueces. Las usan de anzuelo, las usan de carroña, las usan de regalo, las usan de entretenimiento perverso. Las usan. Son objetos de trata y de maltrato. Son “las pibas”. Solas, abandonadas, invisibilizadas, valientes, acalladas.
Silenciosamente, en las semanas que vienen, se va a desatar una ola de violencia contra las pibas; porque es ahora cuando más calladas que nunca las necesitan. Van a encontrar excusas, o las van a inventar, o las van a fabricar, para castigar a las que sean necesarias para amedrentar al resto. Algunas van a ser cagadas a trompadas, otras violadas, otras asesinadas. Todo en un estruendoso y doloroso silencio. Porque de eso no se habla, no hay que meterse, no es asunto tuyo, que se arreglen. Bueno, un carajo. Las putas son tan personas como cualquiera; y habrá quienes se sientan cómodos en soltarles la mano por moralina, son los mismos que salvarían a un perro antes que a una prostituta. Pérfidos, inmorales, chupa cirios; le sueltan la mano a una trabajadora sexual para tomar un rosario, un libro sagrado o un conservadurismo estúpido.
El cuchillo puede ser narco, chorro, psicótico o arrebatado; pero la carne es siempre mujer cuando el cuchillo entra tantas veces y tan cruelmente.
SIEMPRE CON LAS PUTAS, NUNCA CON LA YUTA.
